4.10.11

¿Qué ha pasado con el nosotros? Con todas esas veces que no supe cómo abrazarte para estar aún más unida a tu piel. ¿Dónde están esos maravillosos amaneceres en la terraza con un café? Y con mi mano en tu rodilla y con tu nariz roja, por el frío del invierno. ¿Por qué no tengo aquí esa sonrisa tuya que me atonta el alma y me hace desaparecer cualquier miedo escondido?
¿Por qué tienes tanto miedo a ser feliz?
Te da miedo abrir los ojos de verdad, salir de ese estado de latencia y darte cuenta de que no todas las paredes son rectas, no todos los cielos grises.
Te da miedo darte cuenta de que la que te da miedo soy yo, somos tu sentimiento de culpa y yo.

A nosotras nos sobra fuego. Cada vez que nos miramos, que nos rozamos, cada vez que pensamos únicamente en la otra, todas las veces que nos hemos acercado hasta tener un solo ojo, un solo camino para vernos, una sola manera, todas esas veces que pensamos que somos dos mujeres irremediables porque sabemos que, después de todo eso, no hay manera de volver atrás, y apuntarnos el beso para más tarde.
Cada vez las chispas inundan el aire que nos rodea, nos cubre con una luz cegadora, pero para ese entonces nosotras ya tenemos los ojos cerrados y no nos damos cuenta de que, cada vez, el mundo deja de respirar, pulsa el pause, tiembla y, después, renace.




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